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¿PODEMOS ODIAR?

La respuesta inicial a esta pregunta sería un NO rotundo, sabemos que el odio trae amargura y nuestro Mesías Yeshua nos dijo claramente que cualquiera que estuviese enojado o con ira contra el hermano sería culpable (Mt 5:22).


Pero encontramos que nuestro Padre, D-os mismo, si odia 7 cosas que las podemos ver en Proverbios 6:16. El libro “Los Proverbios de Salomón” nos las detalla a continuación:

¨      Ojos altaneros: se refiere a la arrogancia

¨      La lengua mentirosa: se refiere al habla

¨      Y las manos que derraman sangre: se refiere a la acción

Estas tres se refieren al pensamiento, habla y acción.

¨      El corazón que trama pensamientos perversos: se refiere al pensamiento y al habla

¨      Los pies que se apresuran a correr al mal: corresponde a la acción

¨      Las palabras perversas: es el que asegura y no cumple. No dice nada concreto.

¨      Y el que provoca discordia entre hermanos: abominación de su alma.

 

Hay una clara diferencia entre odiar a una persona y lo que Hashem odia, El odia las malas acciones que las personas cometen, pero no odia a la persona en sí; nosotros debemos imitar lo mismo.

Encontramos en Números 25: 16-17 “Hashem habló a Moshé diciendo: ‘Hostiga a los midianitas y atácalos´ pues ellos te hostigaron a ti” es una instrucción muy fuerte por parte de Hashem, al leerlo sin contexto pareciera una acción de venganza, de odio ¿pero que había sucedido para que Hashem diera esta orden?

 

Los midianitas conspiraron junto con los moabitas para que el pueblo de Israel pecara y tuviera relaciones sexuales a la vista de los demás y se rindieran al culto de Baal Peor haciendo actos abominables a los ojos del Creador así que no solo era cuestión de venganza, sino que Hashem quería que no hicieran una oferta de paz con ese pueblo y los hostigaran por haberlos hecho pecar.

 

En el libro “Escalera de Luz” del Rabino Yaakov Hillel encontramos los siguiente: “ no todos los israelitas pecaron, pero todos tuvieron pensamientos pecaminosos y estos dañan el alma, aunque no se lleven a cabo” .

Cuando hemos dañado nuestra alma por el pecado, la única opción para no volverlo hacer y tener un verdadero arrepentimiento es odiando el pecado, la acción, colocando cercos de protección alrededor nuestro, alejándonos de personas que nos incitan a pecar, alejándonos de personas que no nos corrigen y que en cierta forma no les importa si pecamos o no; así que no es odiar a la persona pero si odiar el pecado, la acción, el pensamiento y hacer todo lo que este a nuestro alcance para mantenernos en santidad.

 

Bendiciones,

 

 




 

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