La parashá que corresponde a esta semana es: “Naso” que significa: “Levanta”, inicia con las indicaciones del servicio de los Guershonitas, servicio de los Meraritas, censo de los Kehatitas, Guershonitas, Meraritas, las órdenes de Purificación del campamento, las indemnizaciones y ofrendas, la prohibición de robo al prosélito, la ley de sotá que es cuando una mujer es sospechosa de adulterio, las leyes de Nazareato, la bendición sacerdotal, finalizando con las 12 ofrendas de cada una de las tribus. La Haftará que corresponde a esta parashá es el anunciamiento y nacimiento de Shimshón (Sansón).
Y es justo en esta Haftará que queremos detenernos y hacer una pequeña reflexión, la historia nos narra cómo un ángel se aparece a la mujer de Manoaj, quien era estéril, y le anuncia que tendría un hijo, el cual será nazareo desde el vientre: “Y ahora, cuídate de no tomar vino nuevo ni añejo y de no comer nada impuro, pues quedarás embarazada y darás a luz un hijo. Que la navaja no toque su cabeza (o sea, no le cortes el pelo), pues será un nazareno de Elohim desde el vientre” (Jueces 13:4-5). Ella se lo anuncia a su esposo y luego el ángel vuelve a aparecer y es reconfirmada así la noticia del hermoso regalo que HaShem les hará.
Pero, para poder realizar la reflexión, debemos ir más allá de la historia del anuncio y nacimiento de Sansón. Pues el enfoque específico que quiero resaltar en esta ocasión, es la importancia de la elección de una mujer virtuosa (Ojo Varones) y así mismo lo más importante, ser esa mujer virtuosa.
Al leer toda la historia de Sansón, no es difícil descifrar la mayor debilidad que él tenía, y es respecto a las mujeres. A pesar de ser un varón escogido y dedicado al D-os de Israel desde antes de ser concebido, fue un hombre que se dejó llevar siempre por sus instintos más precarios y carnales, su debilidad por las mujeres, debilidad que lo llevó a su propia muerte.
Aquí podemos ver cómo en dos generaciones se nos presentan dos ejemplos respecto a la elección de la pareja. Manoaj, padre de Sansón, había elegido a una mujer virtuosa, temerosa de YHVH, ¿cómo lo sabemos? Está escrito: «Adora a YHVH tu Dios, y él bendecirá tu pan y tu agua. “Yo apartaré de ustedes toda enfermedad. “ En tu país ninguna mujer abortará ni será estéril. ¡Yo te concederé larga vida!" (Éxodo 23:25-26).
La historia nos narra que a esta mujer se le presentó un ángel, quien le dio la hermosa noticia de que iba a ser madre y las indicaciones del cuidado que debía tener durante su embarazo y en la crianza del niño.
Por el contrario, Sansón, su hijo, siempre tomó decisiones, donde se dejó vencer por su instinto carnal; su inclinación al mal predominó por sobre la del bien: “Pero sus padres le dijeron: —¿Acaso no hay ninguna mujer aceptable entre tus parientes, o en todo nuestro pueblo, que tienes que ir a buscar una esposa entre esos filisteos incircuncisos?” (Jueces 14:3). Finalmente termina su historia amorosa con Dalila, mujer que siempre buscó su lado débil para llevarlo a la aniquilación.
La sabiduría es el temor a YHVH, lo aprendemos de proverbios: “El principio de la sabiduría es el temor de YHVH; los insensatos desprecian la sabiduría y la enseñanza.” (Proverbios 1:7). Cada vez que tomamos decisiones para satisfacer nuestros propios instintos, dejándonos llevar por la mala inclinación, nos convertimos en tontos, en insensatos, sin mencionar las consecuencias que esto trae consigo. Por lo tanto, es nuestro llamado ser hombres y mujeres sensatos, temerosos del Elohim de Abraham, Isaac y Yacob, hombres y mujeres que, por amor a Él, NO queramos fallarle, lo cual indiscutiblemente nos llevará a adquirir y alcanzar Sabiduría.
Por eso es nuestra oración en este tiempo, que sean levantados hombres como: Abraham, Isaac, Yosef, Moshé, Yehoshua, David, temerosos de Adonai; y mujeres como Sara, Rebeca, Raquel, Lea, Miryam, Débora. Que impactaron su entorno, cumpliendo lo que le agrada al Todopoderoso.
» Escucha, Israel: YHVH, nuestro Dios, es el único Señor. Ama a YHVH, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con todas tus fuerzas. (Deut 6:4)
¡Que así sea su voluntad!,
Shavua Tov!
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